Todos los caminos.

por Dani P.H.

¡Hola a todo el mundo!

Todos los caminos llevan a Roma. En efecto, eso es cierto. Pero lo que nunca se ha comentado de esta mítica sentencia es el tiempo que se tarda.

Supongo que depende de cada uno. Algunos trazarán una linea recta en un mapa y seguirán ese camino, en dirección a la Ciudad Eterna, sin importarles las dificultades orográficas del terreno. Otros seguirán el camino antes surcado por otros. Pero otras personas elegirán un camino diferente a todos.

Puede que este camino implique tardar mucho tiempo, pero, en efecto, todos los caminos, incluyendo éste, llevan a Roma.

Como no me canso de repetir, mi objetivo en la vida es ser dueño de mí mismo. Esto implica que mi opinión acerca de los actos de los demás esté teñida de una defensa a ultranza de la autonomía de cada cual.

Puede que cualquier cosa de los demás, visto con nuestro prisma personal, parezca muy sencilla, sin embargo, los sentimientos de cada persona son muy diferentes dependiendo de cientos de cosas.

Lo más importante, en mi opinión, es que el camino seleccionado para llegar a Roma, sea el que cada cual decida sin tener en cuenta nada más que su propia opinión.

Desde luego que se pueden atender consejos bien intencionados de personas que nos quieren. Siempre son bienvenidos y siempre aportan algo distinto que nos puede ayudar. Sin embargo, la decisión final ha de ser nuestra porque es lo único que nos puede satisfacer plenamente al final del camino.

Pero lo más importante es saber cuál es el destino. Si no supiésemos a dónde nos dirigimos nada más comenzar el camino, entonces sí tendríamos un grave problema. Necesitamos una brújula.

La felicidad. Siempre he creído que ese genérico «Roma» hace referencia a la felicidad. Todos buscamos la felicidad. La mayor parte de las veces no sabemos cómo conseguirla ni por dónde comenzar a caminar para alcanzarla.

Un buen comienzo es buscar lo que sin duda sabemos que no nos proporciona felicidad y, por tanto, no nos lleva a Roma. En cuanto conocemos esto, las opciones se reducen. Queda mucho más claro el camino a seguir.

Una vez que tomamos la dirección correcta, nada más dar el primer paso, sabemos, casi como por instinto, que estamos acertando. Y en todo viaje suceden cosas. Nos podemos quedar sin gasolina, puede llover, puede hacer frío…pero ya hemos comenzado a caminar. Y nadie nos puede parar. Se tarde más o se tarde menos pero, como dice el dicho, todos los caminos llevan a la felicidad, siempre y cuando sepamos dónde, sin lugar a dudas, ésta no se encuentra.

Puede que no tengamos claro dónde está Roma. Pero seguro que sabemos dónde no está.